viernes, 21 de noviembre de 2008

Comprender el para qué de la Evaluación:

Comprender el para qué de la Evaluación:
Una experiencia con alumnos de 3º Polimodal
Fabio Krivzov, ISEF Ciudad de General Pico

Era una de las primeras clases. Un alumno me presenta un certificado médico que lo justifica para no realizar actividad física por el término de diez días. El resto del grupo hace su entrada en calor y luego juegos con situaciones de ataque y de defensa, para trabajar la conservación y la recuperación del balón. El alumno sin actividad recibe la tarea de observar a un equipo y registrar las acciones que posibilitaban el avance hacia el arco contrario y aquellas que producían la pérdida del balón impidiendo la concreción del gol y cual de sus compañeros era el que podía conservar el balón y cual no. Unos minutos antes de finalizar la clase convoco al grupo a ir realizando un trabajo de elongación y vuelta a la calma, mientras le pido al alumno observador que nos diga qué era lo que había podido observar. Comienza a relatar lo escrito en su papel pero sólo hace referencia al equipo; cuando le pido que diga lo que había observado de cada uno de sus compañeros (con la intención de que cada uno supiera qué aspectos debería corregir), no lo quiere decir “para no delatarlo” y evitar que le bajaran la nota.

Esto ocurrió en 2006 con un grupo de Tercer año del Polimodal de un colegio de General Pico, La Pampa y me ratificó lo que ya venía observando: los alumnos, que han transitado por los distintos niveles del sistema educativo, es decir el Nivel Inicial, EGB 1,2 y 3 y estando ya en el último año del Polimodal, no comprenden aún el real valor que tiene la evaluación como una herramienta que debería brindar posibilidades de mejorar el aprendizaje.
Les pedí que para la clase siguiente trajeran hojas y biromes que les iba a hacer algunas preguntas. La pregunta fue: ¿Qué es para vos la evaluación y para qué sirve? Al entregarme cada alumno las respuestas, las leo para que todos escuchen y casi todas las respuestas coincidieron: “es una actividad que propone el docente para comprobar que saben los alumnos y con ello colocar una nota”.
Les propuse realizar una experiencia de evaluación teniendo en cuenta que debería permitir mejorar el aprendizaje y en la que ellos mismos serían los evaluadores. Les pareció interesante la idea y aceptaron hacerla. Para comenzar les sugerí que trataran de organizar una forma de registrar lo que consideran que es más importante tanto en situación de ataque como en defensa para un deporte de conjunto. Con muy buena predisposición comenzaron a pensar y diseñar una grilla con lo que cada uno creía que debería registrarse. Al finalizar, cada uno explica al resto de los compañeros qué observaría y como pensó registrar los datos. Luego de que cada uno mostrara su esquema y explicara sus fundamentos, entre todo el grupo se decidió cual sería la más adecuada a observar y de qué manera hacerlo.
Por razones climáticas se hizo necesario trabajar adentro del gimnasio, eligiendo el vóleibol para realizar la experiencia. Analizamos la grilla de registros confeccionada en función del deporte seleccionado, que tiene características diferenciadas al resto de los deportes de conjunto por ser de espacio dividido y de juego alternado. Adaptamos aquello que fue necesario y para la clase siguiente cada uno debería asistir con una planilla de registros para observar a un compañero durante el juego.
En la clase siguiente cada alumno se dispuso a observar al compañero elegido registrando todo aquello que podía observar durante todo el tiempo que este se encontraba jugando. Al finalizar el horario se llevó cada uno la hoja de observación con la consigna de elaborar un relato a modo de conclusión en base a lo registrado. Allí deberían aparecer todos aquellos aspectos que el compañero observado había podido resolver bien en el juego y aquellos que debería practicar y poner la atención para mejorar su juego.
En la siguiente clase cada alumno fue explicando a su compañero el resultado de sus observaciones, situación que pudo ser filmada como así también los momentos de los registros y el juego. Una vez escuchado el aporte del compañero, cada uno expresó al grupo en qué debía trabajar. Se pudo determinar entonces que en la mayor parte del grupo el problema estaba en el momento de la recepción de la pelota, cuestión que impedía la continuación del juego, o era devuelta nuevamente al campo contrario o el mismo no revestía dificultad para el equipo contrario, dado que la pelota terminaba pasando al otro campo en forma alta y lenta.
Dada la problemática descubierta tanto a nivel individual como grupal, decidimos trabajar con juegos y ejercicios específicos para los aspectos que dificultaban la recepción de la pelota y que impedían la continuación de la jugada. Se trabajó de ese modo durante cuatro clases y las dos siguientes volvimos a jugar partidos para poner en práctica en el propio juego lo trabajado en las clases anteriores.
Decidimos con el grupo que en la clase siguiente volveríamos a realizar la observación y registro de cada compañero nuevamente en el juego, para comprobar quién y en qué aspectos se habían producido mejoras y qué nuevas dificultades aparecían acorde al nuevo nivel de juego alcanzado.
Luego de realizada la nueva observación y toma de registros del desempeño en el juego del compañero, cada uno debió elaborar un informe en el que quedara reflejado cuáles de las dificultades mencionadas en el primer registro se habían podido lograr en esta segunda instancia, lo que reflejaría aprendizajes y además deberían consignarse los aspectos a seguir trabajando de acuerdo a las nuevas dificultades que aparecían por el nuevo nivel de juego alcanzado.
Luego de que cada alumno recibiera nuevamente la información de su evaluador y enterado de su mejora, se realizó un análisis grupal, llegando a la conclusión que el nivel de juego había avanzado. Ello se veía reflejado por varios aspectos, como por ejemplo: que el juego tenía mayor continuidad y no era tan cortado, que las pelotas que llegaban al campo, ya sea de saque o de juego, eran recepcionadas con cierta seguridad y pasadas en su gran mayoría al jugador designado para levantar; comenzaron a aparecer jugadas en las que la pelota terminaba dirigida al campo contrario con velocidad debido a la posibilidad de rematar, etc.
Cada alumno con la ayuda de su compañero de evaluación, los señalamientos de los otros compañeros y mis aportes, pudieron avanzar muy rápidamente en su desempeño en el juego, dado que sabían cuál era su dificultad, qué cosas le impedía resolver y de qué manera debían hacerlo para lograr un buen rendimiento.
Al finalizar la experiencia, vuelvo a la misma pregunta inicial, es decir: ¿Qué es para vos la Evaluación y para qué sirve? Y las respuestas ya no fueron las mismas, sino por el contrario la respuesta de los alumnos fue:
“la evaluación es parte del proceso que nos permite aprender los contenidos de manera más consciente, saber cuales son las dificultades, sobre que cosas trabajar para mejorarlas y que no solo es el docente el que la realiza sino que todos los involucrados en el proceso de enseñar y aprender ( es decir docente y alumnos) debemos tomar parte”.

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